Después de haber entrenado y representado a los mejores púgiles, Frankie
Dunn (Eastwood) regenta un gimnasio con la ayuda de Scrap (Freeman), un
ex-boxeador que es además su único amigo. Frankie es un hombre
solitario y adusto que se refugia desde hace años en la religión
buscando una redención que no llega. Un día, entra en su gimnasio Maggie
Fitzgerald (Hilary Swank), una voluntariosa chica que quiere boxear y
que está dispuesta a luchar denodadamente para conseguirlo. Pero lo que
más desea y necesita es que alguien crea en ella. Frankie la rechaza
alegando que él no entrena chicas y que, además, es demasiado mayor.
Pero Maggie no se rinde y se machaca cada día en el gimnasio, con el
único apoyo de Scrap. Finalmente, convencido de la inquebrantable
determinación de Maggie, Frankie decide entrenarla.
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